Liturgia Católica

home


Quinta parte de la Introducción a la vida devota


CAPÍTULO XIV


QUINTA CONSIDERACIÓN: DEL AMOR ETERNO DE DIOS A NOSOTROS


Considera el amor eterno que Dios te ha tenido; porque ya antes de que Nuestro Señor Jesucristo, en cuanto hombre, sufriese en la cruz por ti, su divina Majestad te concebía en su soberana bondad, y te amaba en gran manera. Más, ¿cuándo comenzó a amarte? Comenzó cuando comenzó a ser Dios. ¿Y cuándo comenzó a ser Dios? Nunca, pues, siempre ha sido, sin principio ni fin, y te ha amado siempre desde la eternidad; por esto te preparaba las gracias y los favores que te ha hecho. Lo dice por el profeta: «Te amaré (dice a ti y a cada uno de nosotros) con un amor perpetuo; por lo tanto, te atraje, compadecido de ti». Ha pensado, pues, entre otras cosas, en hacerte formar tus resoluciones para servirle.


¡Dios mío! ¡Qué resoluciones son estas, pensadas, meditadas, proyectadas por Dios, desde toda la eternidad! ¡Cuán amadas y preciosas han de ser para nosotros! ¡Qué no hemos de sufrir, antes que dejar perder una sola brizna de ellas! Ciertamente, ni que se hubiese de perder todo el mundo para nosotros, pues todo el mundo junto no vale lo que vale una alma, y una alma no vale nada sin nuestras resoluciones.







Ave María Purísima
Cristiano Católico 21-12-2012  Año de la Fe

Vida Devota

Sea Bendita la Santa e Inmaculada Purísima Concepción de la Santísima Virgen María