San Esteban |
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26 de diciembre San Esteban, protomártir Las armas de la caridad De los sermones de san Fulgencio de Ruspe, obispo Ayer celebramos el nacimiento temporal de nuestro Rey
eterno; hoy celebramos el triunfal martirio de su soldado. Ayer nuestro Rey, revestido con el manto de nuestra
carne y saliendo del recinto del seno virginal, se dignó visitar el mundo; hoy
el soldado, saliendo del tabernáculo de su cuerpo, triunfador, ha emigrado al
cielo. Nuestro Rey, siendo la excelsitud misma, se humilló por
nosotros; su venida no ha sido en vano, pues ha aportado grandes dones a sus
soldados, a los que no sólo ha enriquecido abundantemente, sino que también los
ha fortalecido para luchar invenciblemente. Ha traído el don de la caridad, por
la que los hombres se hacen partícipes de la naturaleza divina Ha repartido el don que nos ha traído, pero no por esto
él se ha empobrecido, sino que, de una forma admirable, ha enriquecido la
pobreza de sus fieles, mientras él conserva sin mengua la plenitud de sus
propios tesoros. Así, pues, la misma caridad que Cristo trajo del cielo a
la tierra ha levantado a Esteban de la tierra al cielo. La caridad, que precedió
en el Rey, ha brillado a continuación en el soldado. Esteban, para merecer la corona que significa su nombre,
tenía la caridad como arma, y por ella triunfaba en todas partes. Por la caridad
de Dios, no cedió ante los judíos que lo atacaban; por la caridad hacia el
prójimo, rogaba por los que lo lapidaban. Por la caridad, argüía contra los que
estaban equivocados, para que se corrigieran; por la caridad, oraba por los que
lo lapidaban, para que no fueran castigados. Confiado en la fuerza de la caridad, venció la acerba
crueldad de Saulo, y mereció tener en el cielo como compañero a quien conoció en
la tierra como perseguidor. La santa e inquebrantable caridad de Esteban deseaba
conquistar orando a aquellos que no pudo convertir amonestando. Y ahora Pablo se alegra con Esteban, y con Esteban goza
de la caridad de Cristo, triunfa con Esteban, reina con Esteban; pues allí donde
precedió Esteban, martirizado por las piedras de Pablo, lo ha seguido éste,
ayudado por las oraciones de Esteban. ¡Oh vida verdadera, hermanos míos, en la que Pablo no
queda confundido de la muerte de Esteban, en la que Esteban se alegra de la
compañía de Pablo, porque ambos participan de la misma caridad! La caridad en
Esteban triunfó de la crueldad de los judíos, y en Pablo cubrió la multitud de
sus pecados, pues en ambos fue la caridad respectiva la que los hizo dignos de
poseer el reino de los cielos. La caridad es la fuente y el origen de todos los bienes,
egregia protección, camino que conduce al cielo. Quien camina en la caridad no
puede temer ni errar; ella dirige, protege, encamina. Por todo ello, hermanos, ya que Cristo construyó una
escala de caridad, por la que todo cristiano puede ascender al cielo, guardad
fielmente la pura caridad, ejercitadla mutuamente unos con otros y, progresando
en ella, alcanzad la perfección. Oración Concédenos,
Señor, la gracia de imitar a tu mártir san Esteban y de amar a nuestros
enemigos, ya que celebramos la muerte de quien supo orar por sus perseguidores.
Por nuestro Señor Jesucristo. Cristiano Catolico 18-10-2020 Sea bendita la Santa e inmaculada Purísima Concepción, de la bienaventurada Virgen Maria. Por siempre sea bendita y alabada. |