San Martín de Tours |
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11 de noviembre
San Martín de Tours
Obispo
Nació en Panonia, hacia el año 316, de padres paganos. Habiendo
recibido el bautismo y renunciado a la milicia, fundó un monasterio en Ligugé
(Francia), donde practicó la vida monástica bajo la dirección de san Hilario.
Más tarde, fue ordenado sacerdote y elegido obispo de Tours. Fue un modelo de
buen pastor y fundó otros monasterios, trabajó en la formación del clero y
evangelizó a los pobres. Murió el año 397.
Martín, pobre y humilde
De las Cartas de Sulpicio Severo
Martín conoció con mucha antelación su muerte y anunció a sus
hermanos la proximidad de la disolución de su cuerpo. Entretanto, por una
determinada circunstancia, tuvo que visitar la diócesis de Candes. Existía en
aquella Iglesia una desavenencia entre los clérigos, y, deseando él poner paz
entre ellos, aunque sabía que se acercaba su fin, no dudó en ponerse en camino,
movido por este deseo, pensando que si lograba pacificar la Iglesia sería éste
un buen colofón a su vida.
Permaneció por un tiempo en aquella población o comunidad, donde
había establecido su morada. Una vez restablecida la paz entre los clérigos,
cuando ya pensaba regresar a su monasterio, de repente empezaron a faltarle las
fuerzas; llamó entonces a los hermanos y les indicó que se acercaba el momento
de su muerte. Ellos, todos a una, empezaron a entristecerse y a decirle entre
lágrimas:
«¿Por qué nos dejas, padre? ¿A quién nos encomiendas en nuestra
desolación? Invadirán tu grey lobos rapaces; ¿quién nos defenderá de sus
mordeduras, si nos falta el pastor? Sabemos que deseas estar con Cristo, pero
una dilación no hará que se pierda ni disminuya tu premio; compadécete más bien
de nosotros, a quienes dejas».
Entonces él, conmovido por este llanto, lleno como estaba
siempre de entrañas de misericordia en el Señor, se cuenta que lloró también; y,
vuelto al Señor, dijo tan sólo estas palabras en respuesta al llanto de sus
manos:
«Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehuyó el trabajo;
hágase tu voluntad».
¡Oh varón digno de toda alabanza, nunca derrotado por las
fatigas ni vencido por la tumba, igualmente dispuesto a lo uno y a lo otro, que
no tembló ante la muerte ni rechazó la vida! Con los ojos y las manos
continuamente levantados al cielo, no cejaba en la oración; y como los
presbíteros, que por entonces habían acudido a él, le rogasen que aliviara un
poco su cuerpo cambiando de posición, les dijo:
«Dejad, hermanos, dejad que mire al cielo y no a la tierra, y
que mi espíritu, a punto ya de emprender su camino, se dirija al Señor».
Dicho esto, vio al demonio cerca de él, y le dijo:
«¿Por que estás aquí, bestia feroz? Nada hallarás en mí,
malvado; el seno de Abrahán está a punto de acogerme». Con estas palabras
entregó su espíritu al cielo. Martín, lleno de alegría, fue recibido en el seno
de Abrahán; Martín, pobre y humilde, entró en el cielo, cargado de riquezas.
Oración
Oh Dios, que fuiste glorificado con la vida y la muerte de tu
obispo san Martín de Tours, renueva en nuestros corazones las maravillas de tu
gracia, para que ni la vida ni la muerte puedan apartarnos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo. Cristiano Catolico 18-10-2020 Sea bendita la Santa e inmaculada Purísima Concepción, de la bienaventurada Virgen Maria. Por siempre sea bendita y alabada. |