Liturgia Católica

Catequesis

Oración

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La oración l. Noción. - Clases. - Necesidad. - Condiciones Externas - e Internas

1. Noción. Oración en general es toda elevación de la mente y corazón a Dios; más concretamente, orar es hablar con Dios; y, en sentido restringido, orar es pedir a Dios. Aquí. tomamos la oración en sentido general.

2. Clases. Por las potencias predominantes se divide en vocal y mental; por las gracias que intervienen y el modo sicológico, en - ordinaria y extraordinaria.

3. Necesidad. Basta recorrer, en el tratado dogmático de la gracia, las cosas que necesitamos y no podemos merecer, pero si impetrar; para entender la necesidad de la oración y el fundamento del adagio: El que ora se salva, el que no ora se condena; el cual bien se puede completar diciendo que quien poco ora, no será fervoroso, y quien ora mucho y tiende a orar siempre, será santo. A la oración están ligadas las gracias de la salvación y de la perfección. «Recte novit vivere, qui recte novit orare» (SAN AGUSTIN): sin oración, no hay nada en la vida espiritual; con la oración, lo habrá todo: porque, aunque la oración no es todo, pero con ella se tendrá y se hará todo lo demás.

La necesidad de la oración hunde sus raíces en la nada, impotencia e indigencia esencial de la criatura y en su dependencia total del Criador: nuestra miseria nos hace buscar en la llenumbre de Dios poderoso, sabio y amoroso, la satisfacción de todas nuestras necesidades: en la oración están en su puesto Dios y la criatura. Este orden es, en parte al menos, la razón por lo que toso lo ha ligado Dios en la oración

4. Condiciones externas. Sitio: puede ser cualquiera ( viros orare in omniloco) y en todos encaja bien la oración pudiendo elegir, son preferibles los templos, oratorios y retirados, que ayudan más al respeto, recogimiento, atención fervor.

5. Tiempo: todo es bueno («Qportet semper orare deficere. Benedicam Dominum in omni tempore»); pero mejor es, la mañanica, antes de entrar en los quehaceres y el anochecer, terminadas las labores de la jornada.
En sazones, está el ánimo más tranquilo, es más fácil la soledad interior y exterior, es menos difícil el concentrarse para orar.

6. Postura: debe ser:
a) Quieta: el movimiento estorba la concentración; es tan perjudicial como se ve en la contemplación
b) Reverente: cual lo exige la majestad y respeto del omnipotente.

c) Ni comodona ni incómoda: la comodona es irreverente fomenta el sueño, favorece la flojedad de la voluntad, tan opuesta al fervor y atención que reclama la oración. La incómoda, roba a la oración el esfuerzo y
atención que obliga a gastar en la incomodidad.

d) Dd) De las menos sensaciones externas: cuantas menos sean y menos variadas, menos elementos se ensartan que saquen la atención al exterior y estorben el recogimiento completo la sensación prolongada sin cambio, se adormece y no distrae.

Esto supuesto: En publico hay que evitar excentricidades y cosas justamente chocantes y llamativas: En privado aunque generalmente es mejor y más reverente, dé rodillas que mejor de pie que sentado; pero hay que atender a la salud y fuerzas, al peligro de sueño, a las tendencias de la gracia. Por breve tiempo, ayuda a veces orar con los brazos en cruz o levantados, orar con el rostro en tierra; pero sin gracia especial , no se pueden prolongar las posturas, pues traen cansancio que quita la devoción y hasta dañan con el exceso a la salud.
Recuérdese lo dicho ( cap. VI números 5 y 18 ). Los ojos o cerrados o fijos, sin moverlos de una parte a otra.
En resumen, las condiciones externas han de procurarse, que ayuden a la atención, reverencia y devoción, calidades fundamentales en toda oración.

7. Condiciones internas. Bastara enumerarlas, porque es muy obvia su razón de ser:
a) Recogimiento y atención interior a Dios (cap. IX, 17).
b) Reverencia.
c) Fidelidad en poner su trabajo; tanto para apartar y combatir los estorbos, como para disponerse y cooperar a la gracia.
d) Docilidad a los toques interiores de las gracias divinas. e) Humildad y confianza en la misericordia del Señor.
f) Cf) Cuidado de sacar el fruto verdadero para vivir según Dios, que es el fin de toda oración.


ORACIÓN DE SÚPLICA

II. Oración de súplica. - Noción - Formas - Motivos - Condiciones de eficacia.

8. N8. Noción; Es la que presenta al Señor nuestras necesidades y los deseos que en bien propio, de otros, de la gloria de Dios, tenemos; para impetrar de la misericordia divina , sean oídas y otorgadas nuestras demandas.

9. Formas. Pueden ser:
a) PARTICULARES que piden cosas concretas: v. gr., tal luz, tal deseo, triunfo de tal dificultad... (postulationes) .
b) Gb) GENERALES que imploran la misericordia divina, sin bajar a cosa ni caso determinado (supplicationes).

Unas y otras pueden ser: c) SENCILLAS de mera súplica o
d) RAZONADAS en que al ruego, se añaden motivos para que nos lo conceda Dios (obsecraciones).
c). c). Finalmente, hay la de PEDIR SIN PEDIR (insinuationes), en que se presenta la necesidad o el deseo (ya en general ya en concreto) y no añade ni motivo ni súplica expresa alguna, como hizo la Virgen en Cana, Marta y María al anunciar al Señor la enfermedad de Lázaro...

Las concretas ayudan más al fervor, por el interés más vivo que en ellas tiene el alma ante los ojos; las generales disponen más a la conformidad; las razonadas excitan mucho la: confianza, porque, al ponerle a Dios los motimotivos, nos penetramos más de ellos nosotros; el pedir sin pedir es propio ya de gran confianza y abandono amoroso en Dios, ya de un sentimiento profundo de anonadamiento ante el Señor, cual lo producen el penetrar solas vivamente en el alma, la majestad, la justicia, la potencia, la grandeza de Dios o la luz fulgurante sobre nuestra poquedad y maldad. Aunque la gracia incita ya a un modo ya a otro; pero el pedir sin pedir sólo se hace corriente y ordinario, cuando está avanzada la intimidad con Dios. .

10. Motivos. Se pueden reducir a cuatro capítulos:

a) LA GLORIA DE Dios; que brille su poder, su misericordia... a este título pertenece el «propter nomen tuum», el «ne dicant in natio nibus»... b) Los MÉRITOS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO: sus pasos, oraciones, lágrimas, dolores, angustias, sangre, muerte, eucaristía...
c) LA MISERIA NUESTRA tan colgada en todo de su misericor­dia, en lo temporal y en lo espiritual.
d) LAS PROMESAS DE DIOS Y DE JESUCRISTO que es presentarle su palabra empeñada: aunque se encierra en el título a), pero merece destacarse por sí aparte.
e) EL CELO DEL BIEN AJENO singularmente de las almas tan amadas de EL (los niños, los enfermos, sus sacerdotes...): título de singular eficacia por estar fundado en caridad desinteresada.

11. Condiciones de eficacia. Para ser infalible la oración, re­quiere:

a) ESTADO DE GRACIA, la oración e impetración son cosa de amistad.
b) PEDIR PARA SI: no hay promesa para otros, ni la puede haber, pues muchas veces piden lo contrario ellos u otros para ellos.
c) QUE NO DAÑE AL ALMA: «Non petitur in nomine Salvatoris, quidquid contrarium est salvationi» (S. AGUSTÍN).
d) HUMILDAD: penetrada de que no sólo no merece ser oído, sino que lo desmerece.
c) CONFIANZA en la misericordia de Dios, en los méritos de Jesucristo...
f) PERSEVERANCIA: quiere Dios seamos constantes; tenernos más con EL; que palpemos nuestra impotencia; que esperemos la hora señalada por EL.

NB. 1. No olvidemos las promesas especiales para cuando varios de mancomún,
se juntan en la misma súplica.

NB. 2. Las oraciones que, no tienen estas condiciones, no tienen promesa de
infainfalibilidad, mas no por eso dejan de ser otorgadas muchas veces.

Oracion Vocal

III. Oración vocal. - Noción. -- Clases. - Obligación. - Ven­tajas. - Modos.

12. Noción. Etimológicamente es la que se hace con la voz, pero se entiende también por oración vocal, la de palabras sin so­nido exterior y hasta la de meros ademanes, como levantar los ojos o las manos al cielo...
Comúnmente se llama oración vocal sobre todo a los rezos. fórmulas fijas de plegarias; leídas o repetidas (le coro; articula­das o no, exteriormente.

13. Clases. La empleada oficialmente por la Iglesia se llama PÚBLICA, como las oraciones de la Misa, sacramentos, oficio divi­no, etc., y es obligatoria para quienes en virtud del orden o de la profesión de su Instituto religioso, la tienen impuesta. PRIVADA es la que cada uno por sí o varios juntos ejecutan por libre iniciativa, aunque la hagan en alta voz y en público.

14. Obligación. Aunque no es fácil alegar ningún precepto concreto natural, divino ni eclesiástico, que imponga formalmente la oración vocal; pero el ejemplo de Cristo, que hasta nos dio el Padrenuestro; la obligación de
ofrecer a Dios homenaje de cuerpo y alma y la práctica universal; inducen a tener por obli­gatoria, siquiera en grado mínimo, alguna oración vocal. Por lo demás, no es posible a la larga, cumplir la ley de la plegaria, sin recurrir de cuando en cuando, a la vocal.

15. Ventajas. Muchos no tienen otra oración ni necesitan más para vivir cristianamente y hasta con virtudes sólidas; en todos favorece la devoción interior al completar los actos interio­res e intensificarlos; sostiene la
atención; santifica con el culto nuestros órganos, al ofrecer lo de «vitzzli labiorum»...

16. Reglas. Sobre la FRECUENCIA se han de (lar más a ella: a) las poco capaces para la mental; b) las que, aun siendo capa­ces de la mental, lleva más a la vocal la moción e instinto inte­rior de la gracia. Estas almas, si
dejan la oración vocal, lo pier­den todo o casi todo; c) fuera de esos casos, los rezos deben ser pocos, cortos, bien hechos y constantes en personas capaces de oración mental. No metemos en esta cuenta las
jaculatorias.

17. 17. Para las CLASES DE ORACIONES han de ir: a) las primeras, las que sean obligatorias a cada cual por una u otra causa: b) lue­go se deben preferir las TRADICIONALES en toda la Iglesia y en la propia nación y región (1): el Padrenuestro, Avemaría, Salve,

(1) Aunque no se vea tan fácilmente siempre la razón; nunca deja de haberla y sólida, en estas tradiciones nacionales y regionales. La raíz de ellas está en la mayor adaptación de esas devociones al carácter nacional o regional; en hechos históricos, que tuvieron singular influjo en el espíritu de los antepasados. Es muy lamentable la ligereza con que se transportan de unas naciones a otras, oraciones y devociones, sin mirar ni la utilidad real ni la adaptación del trasplante. El caso de la esclavitud mariana en la Es­paña contemporánea, es buen ejemplo de tales ligerezas; pues nos metieron con forma francesa, una devoción nacida en España y llevada de aquí a Francia.
Gloria, Credo, actos de fe, esperanza y caridad, trisagio, víacrucis... ; el Rosario tiene puesto especial por la práctica y por la voluntad, tan repetidamente manifiesta, de la Iglesia (1); .c) cada uno puede elegir, entre las ortodoxas, las que más le ayuden a él para su devoción, con tal que sean sólidas (2).
18. 18. Modos. Sobre lo general de toda oración, conviene in­culcar aquí el recogimiento previo, tanto más necesario, cuanto más breve es la oración (cap. IX, 17), si no hay peligro de tentar a Dios y rezar maquinalmente sin atención. Es muy práctico para rezar luego siempre bien, el meditar despacio alguna vez, las oraciones que solemos rezar: dura mucho tiempo después la llenumbre de sentidos y afectos, que se tuvie­ron al meditarlas; que, aunque no puedan salir a flote todos, en la marcha normal del rezo corriente, pero sus recuerdos y remi­niscencias hacen muy lleno el rezo ordinario. Semejante utilidad trae el rezar por anhélito o compás, como dice S. IGNACIO, o sea pronunciando una palabra con cada res­piración y entre tanto, fijándose ya en lo que digo, ya en la gracia que quiero alcanzar ya en la persona a quien invoco o en sus vir­tudes, beneficios... En el rezo normal, es bueno variar la forma de atención para asegurarla.


Piedad Litúrgica


IV. La piedad litúrgica. - Liturgia. - Piedad litúrgica.- Sistema espiritual liturgista.

- Bases de la piedad litúrgica - Normas. - Excesos.


19. 19. Vamos a indicar algo sobre esta materia, porque el am­biente de hoy tiende a saturarse de liturgia en la piedad, pero pro­pende en algunos a excesos dañosos para las almas. (1) Guárdense de alterar, trocando o intercalando palabras o frases de propia devoción, las oraciones generales y más las tradicionales, que es per­turbador y dañoso a la devoción. Esto mismo nos indica la Iglesia, al privar de las indulgencias concedidas, si se alteran las fórmulas de las oraciones indulgenciadas. ...«cessant ob quamlibet additionem, detractionem vel interpolationem» can. 934, 2.

(2) Atar en esto a las almas es una sinrazón dañosa al provecho espiri­tual y contraria al espíritu y práctica universal y constante de la Iglesia, que siempre se ha mostrado en esto amplísima para aprobar e indulgenciar toda oración y devoción sólidamente ortodoxa, dejando así margen libre al carác­ter, costumbres, devoción y gracias personales. Si se quiere una gradación de prestigio, serían por orden: las plegarias de la Sagrada Escritura las de la 'liturgia - la indulgenciadas - las de Santos, Beatos y Venerables las apro­badas por la autoridad eclesiástica las otras sólidamente cristianas. No se olvide que bastantes, insertas hoy en la liturgia, son de origen privado. Lo primero, hay que distinguir entre la liturgia, la piedad litúr­gica y el sistema liturgista de vida espiritual. Liturgia es el conjunto del culto oficial (le la Iglesia con sus acciones, oraciones, ornamentos y reglas o ceremonias terminadas. En la liturgia, lo esencial son el sacrificio y los sacramentos; a lo integral se pueden comparar los sacramentales; el resto es lo accidental, sea en las formas corrientes, sea en las más solem­nes. No confundamos las cosas y no demos a lo accidental el mismo valor que a lo esencial.

20. Piedad litúrgica es la que se apoya más o menos nota­blemente en los elementos litúrgicos: tomando para sus rezos, ora­ciones de la liturgia; siguiendo en la oración mental la marcha de los evangelios, epístolas o lecciones del Breviario, ya del tiempo va del santoral; acompañando al sacerdote en los actos litúrgi­cos - sobre todo en la Misa - con las mismas oraciones, leccio­nes.... que va él leyendo... 21. Sistema liturgista de vida espiritual es el ideado por D. GUÉRANGER y redondeado luego por sus discípulos. Consiste en basar totalmente y
exclusivamente en la liturgia, toda la marcha espiritual del alma. No es ni ha sido nunca este sistema, oficial ni semioficial de la Iglesia: nació con D. GUERANGER y la Iglesia no ha dejado de aprobar y recomendar otros sistemas, exactamente igual_ que lo venía haciendo antes.

22. Bases. Que la liturgia ofrece veneros abundantes, sóli­dos y sabrosos a la piedad, lo ha sentido y aprovechado en todo tiempo el pueblo cristiano y lo ha hecho notar la Iglesia, especial­mente Pío X y Pío XI. Po r eso siempre han formado parte nota­ble de los rezos privados y familiares, las oraciones oficiales de la liturgia y de ellas están ampliamente sembrados los devocionarios de seglares y religiosos. Que la marcha del año litúrgico brinda buena orientación para la meditación privada, es cosa obvia, y fueron autores jesuitas los primeros que hace siglsiglos, empezaron a publicar cursos de medita­ción diaria según la pauta del año eclesiástico: desde entonces, aun los que prefirieron el orden de materias, acostumbraron aña­dir un índice ajustado al año litúrgico, para facilitar el engarce (le la oración mental particular con los tiempos y series litúrgicas. Más difícil parece empotrar el desarrollo ascensional del alma Basta las cumbres de la perfección, en la repetición anual del paso litúrgico. ¿Cómo hacer coincidir las purificaciones, que duran nor­malmente años seguidos, con el Adviento y Cuaresma de cada año?; ¿como los períodos de luz y consuelo, que también suelen durar años, con los días de Navidad o de Pascua? Los esfuerzos y años que se necesitaron para señalar su papel propio al espacio, nada breve, que va de Trinidad al Adviento, muestran a las claras lo artificioso de tales coincidencias. Por lo que se refiere a las fiestas de Santos, nadie se atrevió después a seguir la teoría de D. GUERANGUER. Hasta D. FESTUGUIERE reconoce que la acción litúrgica avanza seguida y el alma necesita detenerse a saborear una frase, una idea, un sentimiento de la oración.
23. 23. Principio fundamental. Pero sea de eso. lo que fuere, el principio fundamental para él empalme de la oración privada con el año eclesiástico, lo dio ya hermosa y exactamente el P. SAINT-JURE, S. J. (1), al decir que los misterios de la vida de Cristo son caños que siempre manan el agua de vida eterna; que para algunas almas, hay un misterio particular, que se la da en todo tiempo a chorro lleno; pero para la generalidad la dan a hilo de ordinario y solo a caño libre en los tiempos en que la Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, los presenta especialmente a la veneración de los fieles.

24. Normas.
a) Estimar, alabar y seguir las oraciones y prácticas litúrgicas en el grado y forma en que lo recomienda la Iglesia, es elemental en todo buen cristiano.
b) Preferirlas a otras, cuando de ellas saca el alma, no solo mayor, sino igual fruto, es muy conforme al buen espíritu ca­tólico.
c) Atarse a ellas como a una obligación, cuando no ata así la Iglesia, es coartar la libertad de espíritu que da la Iglesia misma.
d) Sujetarse a ellas cuando de ellas saca el alma menor pro­vecho, es servilismo dañoso y contrario al proceder de la Iglesia, que para eso aprueba, bendice, recomienda otros elementos y otros sistema de vida interior.
e) Ee) El espíritu de la liturgia y sus enseñanzas, prácticamente embebidas en ella, ese sí que se debe hacer entender y practicar a los fieles en cualquier sistema de vida espiritual y ojalá se hicie­ra esto bastante más de lo que se hace hoy día; v. gr.: la Trinidad con el ir al Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo; Je­sucristo, la Virgen, el temor de Dios, la contrición del pecado, el deseo del cielo, el amor de Dios..., aprovechar la liturgia

(1) L'union avec N. S. Jésús-Christ dans ses principaux mystéres pour tout le tle temps de 1'année. Paris 1655, 2.a ed. cap. I.

hacer palpar cómo nos enseña e inculca esto la liturgia, para que lo vayan bebiendo y viviendo los fieles, es más importante, uni­versal y necesario. No dejemos olvidado este espíritu entre los cuidados de lo más exterior y accidental en la liturgia, si queremos dé completos sus frutos el movimiento litúrgico presente.

25. Excesos. Reprobar, despreciar otras oraciones, prácticas y sistemas aprobados por la Iglesia, es opuesto a lo que hace la iglesia. Sacar con exageraciones, las cosas de sus quicios, daña en defi­nitiva al movimiento liturgista, aun en sus, tendencias más legítimas. Por ejemplo: oír la Misa por el misal, es cosa en sí excelente; pero que la Iglesia no impone ni para el precepto de domingos y fiestas de guardar: decir, como se ha dicho, que no vale la Misa oída sin el misal, es...  Atarse al misal a costa de la oración mental, en quienes son de esa oración y no disponen de otro tiempo, no se puede aprobar en modo alguno: mucho menos dejar la acción de gracias de la comunión por seguir el misal.
Nadie puede figurarse con fundamento, que cumple mejor el «Hoc facite in ineam commemorationem» siguiendo el misal que meditando la Pasión.
Quien dedica sus ratos de oración v. gr. en Mayo a las virtudes, misterios, grandezas..., de la Virgen; en Junio a la Eucaristía o al Corazón de Jesús; en Octubre a los misterios, excelencias, frutos del Rosario; en Noviembre al Purgatorio y a las almas allí detenidas; y así en otros tiempos, a las devociones presentadas en ellos más es­pecialmente por la Iglesia, a la veneración de los fieles; este tal, mar­cha muy sobre las directrices de la
IgleIglesia, aunque no siga los evan­gelios ni las epístolas de las misas de tempore.
Y, como la Iglesia no se contradice, estos ejemplos muestran cuán lejos está la Iglesia de imponer el año litúrgico como sistema de vida espiritual.
Presentar el sistema liturgista de vida espiritual como bueno, útil en sí, para ciertas almas hasta más útil; nada rechazable pudiera tener. Proponerlo como oficial de la Iglesia; como obligato­rio; como el tradicional, aun de solos los monjes antiguos o mo­dernos, es absolutamente falso y dañoso.